ANEXO 01 de ESB N°4

AYACUCHO - Pcia de BUENOS AIRES

ARGENTINA


miércoles, 24 de noviembre de 2010

"Cholo": un jinete reconocido

Entrevistado:  José Orlando  “Cholo” Najurieta

En Ayacucho, se lo conoce por su apodo, más que por su nombre. Pero sobre todo,  por sus hazañas en las jineteadas.
Decidimos entrevistarlo porque nos pareció que una persona tan importante para la tradición local, merece que  su historia sea conocida por otras generaciones.
Huellas, que el tiempo nos ha dejado…

Tiene 75 años. Trabajó en la feria desde los 12, a esa edad era tranquerero,  tarea que consiste en abrir y cerrar las tranqueras de los corrales para sacar la hacienda.
Su familia estaba compuesta por 10 integrantes. De esos tiempos recuerda la pobreza ya que no había quien los ayudara. Cuenta que no había otro respaldo que el trabajo. Nos dijo:”Ahora,  vas a Bienestar Social y te dan. Antes no había.”
Al cabo de los años hizo de todo (esquilar, domar caballos,  juntar papa y maíz). Pero de chico no podía elegir otra cosa que el trabajo rural. A la escuela fue muy poco; tenía que trabajar para poder comer, para poder vivir, para ayudar en la casa y para vestirse. De todos modos recuerda que nunca le faltó la comida y la ropa, su vida de trabajo esta ligada al campo. No hizo ninguna actividad fuera del área rural.
En otra parte de la entrevista nos contó que:  ”Había más trabajo antes que ahora”.
Si bien el trabajo rural lo desempeñó por décadas, ahora le gusta más la ciudad, en ella está más tranquilo. Ya está jubilado; tiene un sueldo fijo.
Su popularidad fue lograda porque, desde los 14 hasta los 53 años, se dedicó a ser jinete. Es el deporte que más le gustó y lo siguió por muchos años.
No sólo jineteó en nuestro país, sino también en Uruguay. Salió Campeón de El Prado de Montevideo en 1956, 1962 y 1966.
Sacó muchos premios, en cantidad y en las distintas categorías (grupa y encimera, clinas).
 Las jineteadas le permitieron diferentes cosas: hacerlo por gusto, por  sacar un premio y como medio de vida.

Entrevista realizada por: Florencia Jaimón y Soledad Castillo.

ODILA: Desde siempre escritora ...

Ahora se dedica a la poesía, aunque es una vocación que la descubrió desde sus primeros años.
Ha ganado muchísimos premios.  La poesía y el dibujo le permiten expresar su vida, sus sentimientos, sus emociones. Sus producciones forman parte de varias publicaciones poéticas.
Su familia acepta como habitual verla ensimismada en sus escritos, deshaciendo borradores, repensando historias.
ENTREVISTADA: ODILA DINORA AMAYA

¿Qué edad tiene?
76 años
¿Trabajó en el campo?
Sí, desde mi niñez
¿A qué se dedicó?
A tareas domésticas y rurales
¿Le gustaba su trabajo?
Sí, mucho
¿Durante cuánto tiempo lo hizo?
Durante casi una vida.
¿Ese trabajo le tomaba todo el día?
No precisamente.
¿Lo hacía usted sola o era grupal?
Grupal.
¿Las mujeres también podían realizar ese trabajo?
Sí.
¿Dónde realizaba el trabajo era donde usted vivía?
Sí.
¿Cómo era su casa?
Muy humilde, pero  con comodidad y mucho amor.
Con el tiempo ¿siguió con viviendo allí?
Seguí en el campo, cambiando  de domicilio cuando me casé.
¿Antes se gastaba menos o más que ahora viviendo en el campo?
Se gastaba mucho menos.
¿Le pagaban por lo que hacía?
No, porque era en familia.
¿Le alcanzaba la plata para sus gastos?
Sí, haciéndolo con cordura.
¿Está de acuerdo con los cambios rurales?
No, para nada. Antes se vivía mejor.
¿Gasta más ahora viviendo en la ciudad que cuando vivía en el campo?
Sí, por supuesto.
¿Cuál es el motivo por cual vino a vivir a la ciudad?
Al quedarme sola por el fallecimiento de mi cónyuge.
¿Si no tuviese que haber venido a la ciudad, aun  estaría en el campo?
Seguramente que sí, porque era muy dichosa.
¿Algo de su infancia que nos quiera contar? Sin compromiso.
Les cuento que mi infancia transcurrió rodeada del cariño incomparable de mis amados padres, que nos dieron lo mejor de su vida para criar y educarnos cristianamente, como Dios manda, a sus diez hijos: (ocho mujeres y dos varones) como se componía  mi familia, compartiendo siempre unidos, lo bueno y lo malo de cada día, como en todo hogar.
Mi alegría mayor era montar a caballo en un petiso picazo, para recorrer el campo y ayudar a papá en sus quehaceres.
Además la escuela fue para mi algo muy importante, aunque teníamos que hacer MUCHO SACRIFICIO, por la distancia que nos separaba, le doy gracias a Dios que pude completar mi primaria con unas maestras ejemplares que nos enseñaron a valorar el estudio para que fuéramos, el día de mañana, buenos ciudadanos, y aún a las cuales las recuerdo con mucha dulzura, ya que fueron para todos sus alumnos, nuestra segunda madre.
¡Cómo no contarles que una de ellas descubrió en mí, esta inspiración poética que conservo a través de los años de mi existencia!
Perdón por la extensión de la nota, pero, quería contarles esto que el tiempo no pudo borrar en mí.

ENTREVISTA REALIZADA POR: Karen Devecchi y Noelia Moris